martes, 30 de agosto de 2016

Costa & Pampa



Willy Cersósimo

08/2016

Almorzando en un lindo restó por Palermo con un amigo, de repente le digo:

-¿Vamos a visitar una bodega?

-Estás loco, no puedo viajar a Mendoza, son muchos días.

-Vamos y volvemos en 24 hs.

-¿Avión? No tengo plata.

-En auto y en el día, Chapadmalal, Costa & Pampa.

 Las imágenes pertenecen al autor
Y fuimos nomas. Visitamos Costa & Pampa, la bodega experimental de una de las marcas de vinos argentinos con mayor presencia en el mundo, Bodega Trapiche, que hacen una fuerte apuesta en un terroir completamente distinto al árido y típico de Mendoza. Costa & Pampa se encuentra en la Provincia de Buenos Aires, a solo 6 kilómetros de la costa, a 44 metros sobre el nivel del mar, en un paisaje con mucho verde, muy diferente al que se asocia el mundo del vino, como la cordillera, Mendoza, San Juan, Salta o la Patagonia.

El viñedo está ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Mar del Plata, sobre la costa atlántica en la localidad de Chapadmalal (General Pueyrredón) donde las condiciones climáticas no son aptas para cultivar varietales como Malbec o Cabernet Sauvignon, pero sí lo son para el Pinot Noir; Sauvignon Blanc, Chardonnay, Riesling y Gewürztraminer, esta dos últimas, que son de origen alemán, no llegan a desarrollar todo su esplendor en la provincia de Mendoza, aquí sí. Empujados por su espíritu innovador siguen experimentando con nuevas cepas que pueden rendir muy bien en la zona, recientemente han sembrado plantas de albariño y se está a la espera de su evolución.

Podemos ver que hay viñedos por todo el mundo y con características muy diferentes. Trapiche una bodega innovadora encontró en Chapadmalal un terroir con características similares a la de los “vinos del nuevo mundo”, representados sobre todo por Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, países que se ubican en la misma latitud que la provincia de Buenos Aires.

Daniel Pi, Director de Enología de Trapiche es el padre de esté proyecto que nació en el año 2009 partir del arrendamiento de 50 hectáreas en la histórica “Estancia Santa Isabel” de la familia Estrada. Se comenzó con 10 hectáreas, cuya cosecha en 2013 se trasladó a Mendoza, allí el departamento de enología de Trapiche la estudió para definir su potencial. Al año siguiente en el mes de diciembre se realizó el lanzamiento del vino al mercado. Se siguió incrementando la producción, aumentando la superficie de los viñedos y llegando a elaborar 40 mil litros y se espera para el año 2019 alcanzar un total de 100 mil litros.

La zona es totalmente atípica para producir vinos en la argentina. Ese es el gran desafío encarado y el resultado que se obtuvo fue excelente. Los viñedos se encuentran muy cerca de la costa y el clima de la zona es lluvioso, frío y con mucha humedad (equivalente a los terruños de Nueva Zelanda) y a nivel de suelos ofrece una tosca calcárea que desvela a los enólogos. Estas características llevan a pensar que Chapadmalal no es el lugar más indicado para la actividad vitivinícola. Sin embargo, esa combinación, bien distinta a la que estamos acostumbrados los argentinos, permite cultivar con perfiles específicos variedades de ciclo corto que no necesitan riego para su crecimiento y atípicas para nuestro medio: principalmente blancas como Riesling, Gewürztraminer, Sauvignon Blanc y Chardonnay y solo el Pinot Noir entre las tintas.

Obviamente se trata de una zona más fría que Cuyo, posee un verano más acotado y con menos horas de exposición solar, todo esto hace que el viñedo concentre menores niveles de azúcar que a la hora de la fermentación se traduce en vinos con una menor graduación alcohólica, las que van entre 11 y 12 grados, contra los 15 a 17 gados de los vinos cuyanos. Esa característica los dota de una mayor de acidez, genera vinos livianos, delicados, de una gran complejidad aromática y buen volumen.

Costa & Pampa es la primera bodega en Argentina en utilizar el sistema de secano, que significa “sin riego artificial”. Las lluvias superan los 1.000 milímetros al año y en consecuencia el objetivo consiste en reducir el excedente de humedad para que el viñedo no se ahogue. Por ese motivo el viñedo se ubicó, aprovechando las ondulaciones del paisaje, en una pendiente muy pronunciada para que el agua de lluvia pueda escurrir con más facilidad. También entre las hileras de los viñedos se implantan yuyos y malezas, tales como la alfalfa, el romero, el trébol o el diente de león, que necesitan mucha agua para sobrevivir, para que absorban el excedente de agua y lograr equilibrar la humedad en el viñedo. Por otra parte, las hileras se ubicaron estratégicamente con orientación sureste-noroeste, para aprovechar los vientos del mar que colaboran con el secado. Por todo esto, Chapadmalal es la primera zona vitícola argentina con verdadera influencia de las añadas, dependiendo de la cantidad de lluvia que cae cada año.

Bodegas Trapiche nace en el año 1883. Comenzó con un pequeño viñedo llamado El Trapiche, en la localidad de Godoy Cruz, donde se inició la elaboración de vinos finos. Con más de 130 años de trayectoria, Bodegas Trapiche es pionera en variados aspectos tales como: la introducción de cepas francesas, la elaboración de vinos varietales, la importación de barricas de roble provenientes de Francia y el uso de tanques de acero inoxidable, entre otras cosas. Fiel a su historia Trapiche continúa innovando, probando y desarrollando nuevas y mejores prácticas en la elaboración de vinos. El equipo de enólogos responde al Director de Enología, Daniel Pi. Sus prácticas mejoran en forma continua, intercambiando experiencias y conocimiento con enólogos provenientes de otros países productores de vinos, como Francia, EE.UU, Australia y Nueva Zelanda entre otros.

Trapiche está ubicada en la localidad de Maipú, rodeada de un esplendido paisaje natural en un edificio que fue construido en el año 1912 con un estilo florentino el cual es reconocido como un ícono de la arquitectura enológica mendocina. Combinando tradición y tecnología de vanguardia, esta bodega fue concebida para la elaboración de vinos de Alta Gama y cuenta con 1.255 hectáreas de plantaciones propias y además trabaja en conjunto con más de 300 productores de diferentes áreas de la provincia de Mendoza, a los que se les brinda un importante asesoramiento en todas las etapas de crecimiento de la vid.

Trapiche llega a la lejana Chapadmalal como resultado de un encuentro entre Jorge Estrada y Daniel Pi, dueño de la Estancia Santa Isabel el primero, y enólogo Jefe de Trapiche el segundo. En 1996 Jorge compró la estancia Santa Isabel de Chapadmalal, localidad vecina a Mar del Plata y luego compró 62 hectáreas de viñedos en Mendoza más específicamente en el Valle de Uco. En ese encuentro Daniel le comentó a Jorge que la zona de su estancia se parece mucho a la zona productora vitivinícola de Nueva Zelanda y Jorge inmediatamente le propuso plantar viñedos para probar. Así, en 2008, arrancó el emprendimiento con el asesoramiento de Pi y a cargo de un enólogo residente, Ezequiel Ortego. En el año 2013 ya tenían todo en la finca para elaborar los vinos sin necesidad de trasladar las uvas a Mendoza como hasta ese momento.

Para Trapiche, el proyecto Chapadmalal es de suma importancia, ya que apuestan a que la costa atlántica se convertirá en una zona clave para el futuro del vino en Argentina. El clima costero produce vinos que generan una gran demanda al ser diferentes a todo lo que se produce hasta el momento en nuestro país, ya que tienen una influencia costera real y una características muy singulares. Son muchas las bondades que posee la zona de Chapadmalal, entre ellas podemos mencionar a las aguas del Océano Atlántico que bañan sus costas y esta fue una de las razones que llevó a Jorge Estrada a adquirir en 1996 la estancia Santa Isabel, cuyo casco se remonta a fines del siglo XIX y que formó parte la vieja estancia Chapadmalal, propiedad de José Martínez de Hoz.

Jorge Estrada es dueño de varios emprendimientos, entre ellos podemos mencionar varios viñedos en Mendoza y allí empezó a soñar con la idea de tener un viñedo propio en Mar del Plata en su estancia Santa Isabel. El empresario, ligado al mundo de la energía y del cine, por caso fue productor de Juan José Campanella en “El hijo de la novia” y “Metegol”, entre otras películas, decidió contactar a uno de los más prestigiosos enólogos de la Argentina y de gran reconocimiento a nivel internacional, Daniel Pi, de Bodegas Trapiche.

De ese encuentro concluyeron que la apuesta era de por si riesgosa, aunque no ilógica, más allá de algún intento fallido en la zona. Si Nueva Zelanda y Australia, grandes productores internacionales de vinos, con características geográficas y climáticas similares tuvieron éxito porqué no intentarlo en la costa argentina. Al comienzo del proyecto el enólogo del grupo Peñaflor, Daniel Pi, resolvió implantar tres cepas, chardonnay, pinot noir y sauvignon blanc. Las dos primeras se destinarían a producir un espumante y la última se utilizaría como varietal. Posteriormente se decidió experimentar con otros varietales y esperar su evolución, así se sumaron el malbec, el cabernet sauvignon, el cabernet franc, el merlot, el riesling y el gewürztramminer. Los resultados, para alegría de todos, fueron mucho mejor de lo esperado.

La calidad de los primeros vinos y su potencial llevaron a Estrada a tomar la decisión de empezar a elaborarlos en la costa. El traslado de las uvas a Mendoza, ubicada a 1.334 km, hacía que disminuyera sensiblemente su calidad y consecuentemente la del vino, esta circunstancia influyó mucho más que la económica, por lo tanto se decidió hacer una cuantiosa inversión y vinificar junto a los viñedos. Para la vendimia del año 2013 Santa Isabel ya contaba con tanques de acero inoxidable y barricas de roble francés. Para el diseño de la Bodega´. Estrada decidió utilizar la construcción que ocupaban los antiguos silos de la estancia construidos en el año 1929 que fueron usados a lo largo de la historia con distintos fines, primero se los uso como un almacén de ramos generales, cinco décadas más tardes como silo de granos hasta bien entrado el nuevo siglo.

Los viejos silos fueron complementados con una nueva obra, la cual pose un diseño novedoso y armónico, destinada principalmente a la recepción del turismo, la guarda de barricas y la estiba de las botellas de espumantes elaborados según el método champenoise. La bodega tiene capacidad para 100.000 litros planificándose extenderla a 200.000 en el mediano plazo, con la elaboración de vinos jóvenes, vinos de guarda y espumantes. Daniel Pi se jugó por un joven mendocino que ya tenía experiencia en algunas bodegas de su provincia natal, el enólogo Ezequiel Ortego, quien quedó a cargo de la elaboración tanto de los vinos como de los espumantes. Los vinos que en definitiva salieron al mercado son cinco: un pinot noir con un leve reposo en barricas de roble francés, un chardonnay que posee un sutil contacto con el roble, un sauvignon blanc, un riesling y un gewürztramminer. Además se producen dos espumantes, un Extra Brut que es producto de un corte de Chardonnay y Pinot Noir y el otro es un Brut Rosé cuyo blend en el que predomina el Pinot Noir con un leve toque de Chardonnay, criados ambos durante 9 meses sobre lías y elaborados según el método tradicional o champenoise.

Unos de los objetivos de Costa & Pampa es el exportar al menos el 50% de la producción a destinos tan variados como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y los países nórdicos, que se caracterizan por presentar un tipo de paladar muy distinto al nuestro. En la Argentina, la dieta tiene como componente principal la carne asada que marida de maravillas con el vino tinto, tanto por su astringencia como por la agresividad que le otorga la madera. Por el contrario, en otras latitudes debido a que la base de la dieta son los pescados o las carnes con menor tenor graso, los gustos se inclinan hacia los vinos más ligeros y con un mayor grado de acidez, incluso en EEUU se está imponiendo la moda de tomar una copa de vino blanco a modo de aperitivo antes de las comidas. Por ese motivo, en todas las etiquetas de los vinos Costa & Pampa, se incluye la leyenda “South Atlantic Wines”, destacando y recalcando así estas cualidades las que lograron desarrollar a la perfección.

La idea de Trapiche es, además, el de potenciar este proyecto generando una alternativa turística conjuntamente con otras estancias cercanas, en principio durante el verano. El lugar es muy pintoresco y se presenta como una opción ineludible para los amantes del vino. A futuro, la bodega piensa incorporar un restaurante en el predio, para que los visitantes puedan maridar las distintas variedades de sus vinos en comunión con los productos de mar.

Fue una jornada intensa pero gratificante, recorrer los viñedos ubicados a la vera del mar, la moderna bodega enclavada en una vieja construcción de la histórica “Estancia Santa Isabel” y probar los exquisitos vinos “Costa & Pampa” acompañados de una picadita criolla, merecen el esfuerzo de recorrer los 440 Km que nos separan de esta experiencia inédita y maravillosa.

A la vuelta pase por una vinoteca de Mar del Plata para traerme unas botellitas y me encontré con unas que en la etiqueta decían “Mar & Pampa”, intrigado le pregunte al Sommelier que me atendía y este me explicó que al salir al mercado lo hicieron con ese nombre pero tras algunos inconvenientes luego de varias oposiciones a la marca, algo muy común en el mundo del vino, pudieron mantener el espíritu y descripción que lograron con la antigua denominación y salieron con el nuevo nombre de “Costa & Pampa”. Una curiosidad más de esta singular bodega.


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