sábado, 7 de marzo de 2015

Duraznos en almíbar de la abuela Anita, bien caseros

Me gusta publicar, en El Recopilador de sabores, recetas que son preparadas por alguna persona individual que puedo identificar y que vivía en un tiempo y en un lugar que puedo reconstruir. Bárbara Zabala me ha estado pasando las recetas de su abuela Anita. Pero, ¿cuál fue el tiempo y el lugar que esta mujer cocinaba sus platos recordados con tanto cariño? La calidez del verano en la ciudad de Santa Elena, provincia de Entre Ríos, se percibe en cada una de las cartas que me envió. Pero hay un párrafo en que lo dice explícitamente, veamos:
Mi recuerdo de aquellos veranos en Santa Elena, me dicen que eran otras épocas, donde dormíamos con la puerta sin llave y jugábamos en la vereda con nuestros amigos. Si algo le pasaba a un vecino, estaban todos los demás para ayudarlo. No había supermercado, sino “el almacenero”, que era un amigo, capaz de fiarte si no alcanzaba la plata a fin de mes.”(1)
La imagen la envió Bárbara Zabala
Allí, en ese lugar, en ese tiempo, estaba la abuela de Bárbara para poner frescura a la tórrida insolación del verano con esta receta que lleva los frutos de la estación como principal ingrediente.
Duraznos en almíbar
Fuente (fecha)
Recetas de la abuela Anita (2014)(2)
Ingredientes
1 kilo y medio de duraznos.
2 litros de agua.
1 kilo de azúcar (conservantes abstenerse)
Preparación
1.- Hacer el almíbar con el agua y el azúcar, dejándolo hervir por unos minutos.
2.- Pelar los duraznos y los cortarlos en mitades (así quedan prolijitos como los de conserva, poco queridos por doña Anita).
3.- Una vez que ese almíbar comenzó a hervir, esperar 10 minutos, e incorporar los duraznos pelados. Tiene que hervir suave. Es necesario revolver constantemente.
4.- Dejar los duraznos por 5 minutos en el hervor del almíbar y, luego, retirar del fuego para enfriar toda la preparación.
5.- Conservar en la heladera y servirlos fríos con dulce de leche o crema.
Comentarios
Comentarios de Bárbara(3):
1) “Un postre natural, que mi abuela conseguía con simples pasos, Duraznos en almíbar super caseros. Se los he preparado a mi hija en más de una ocasión, le gustan tanto o más que a mí. El plus de la crema y el dulce de leche no pueden faltar en casa, los que prefieren algo más light, optan por no agregar estos elixires, pero no se privan de probarlos.”
2) “En casa los comíamos directamente de la olla, pero mi abuela prefería ponerlos en una fuente después que se enfriaran, y luego a que esperen su salida a escena en la heladera. Solía también guardarlos en frascos de vidrio esterilizados, pero pocas veces duraban, porque con crema o dulce de leche, era un postre a toda hora.”
Comentarios míos:
3) La frescura del durazno es proverbial en los recuerdos de mi infancia. Mi abuelo tenía un monte de durazneros en su chacra en 12 de Octubre (9 de Julio, Buenos Aires). Cada vez que íbamos en las vacaciones de verano, lo primero que hacía mi padre era ir con un balde y llenarlo de duraznos maduros. Luego se dirigía a la bomba y bombeaba hasta que al agua salía bien fría. Finalmente llenaba el balde y, cuando los duraznos se habían enfriado, se hacía una panzada. Recuerdo haber disfrutado de esa frescura en los cálidos veranos en el campo.
Notas y bibliografía:
(1) 2014, 3 de marzo, de Zabala, Bárbara a Aiscurri, Mario, archivo adjunto a correo-e.
(2) Ídem.
(3) Ídem.





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