sábado, 12 de enero de 2013

Receta de pollo enlimonado (una asociación lícita de Elena Novo)


Ya expuse, en el texto central de la recopilación de las recetas de Elena, que su declarada resistencia a preparar platos tradicionales de la cocina cordobesa está vinculada con la necesidad de cocinar rico, nutritivo y en poco tiempo. También dije que, si aceptamos la idea de la UNESCO que define a la cocina como patrimonio intangible de los pueblos, tanto la producción culinaria como el reconocimiento de su carácter patrimonial, supone una práctica social amplia y pluralista. Pensado desde allí, la cocina de Elena, y de tantas otras mujeres, es tan tradicionalista como las primitivas preparaciones coloniales en la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía, simplemente porque la tradición no es algo cerrado. Es algo que se construye colectivamente todos los días.
Referencia de imagen(1)
Hay varias actitudes asociadas que es necesario poner en línea para que esta idea de la tradición fructifique en plenitud: revalorización del pasado (por ejemplo, la receta que enseñó la abuela), apertura en el presente para apropiarse de las novedades valiosas (v. g., la incorporación de algún producto que nos llega, por ejemplo, a través de al ventana indiscreta del televisor) y la pura innovación en donde se me ocurren variantes porque sí, o dicho en castizo, per che mi piace.
Le pregunté a Elena de dónde había sacado la receta y me respondió esto el 27 de Enero de 2012:
En Cocineros Argentinos, programa de TV Pública que me encanta. Por el estilo, me parece excelente programa, muy novedoso por lo cálido y ágil. Ahí he visto muchas variantes de condimentos de carnes, etc. 
La receta surgió de un sobrante de muchas pechugas de pollo, dado que para Navidad compré varios para usar sólo sus patas muslos!!  y en cocineros argentinos hacen, los lunes, un aplique de todas las sobras del finde!!! costumbre que me recuerda a mi mamá, de quién mi viejo (por el anhelo de ella de ser la primera en ahorrar), gastándola (cargándola o no sé como dicen allá), decía que había aprendido a hacer los bizcochuelos amagando echarles un huevo!!! Ja ja já (todos los bizcochuelos llevan huevo! de ahí color amarillo!).  
Bueno, decía estaba en frente de esas pechugas... que salieron de la heladera... y de ahí también limón y ajos... y por esas asociaciones lícitas, terminaron revolcados y ¿por eso...? al horno!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!... ¿o ese era el final de otra asociación... hum hum hum...?
Bueno, no indagues de donde salió la receta, porque habiendo un pollo en medio... ¿qué está primero, el huevo o la gallina? Igual te autorizo a asociaciones lícitas y de las otras siempre que no te pesquen, todo vale para arribar a una conclusión sabrosa!”.
La verdad es que además de la gracia cordobesa con que ella se expresa y que a mí me resulta particularmente aguda e ingeniosa, hay una transparencia notable en su actitud frente a la cocina: su respeto por las recetas de su abuela, su apertura a las novedades, su capacidad de invención… pero hay algo más.
Estuve leyendo una conferencia del antropólogo y cocinero norteamericano Jeff Tobbin.(2) Explica que para el antropólogo francés Claude Lévy-Strauss, la cocina es un sistema de pensamiento que utiliza los principios fundamentales que siguen otros sistemas categóricos (por ejemplo, la oposición crudo-cocido es similar, desde el punto de vista del desarrollo del  pensamiento que la que forman el par naturaleza-cultura). La cocina y los sistemas de parentesco son los mejores ejemplos de lo que Lévy-Strauss denominó “ciencia de los concreto”. Estas formas de pensamiento no satisfacen necesidades materiales, sino necesidades intelectuales. Para Luce Giard que sigue estas ideas, cocinar no es una tarea monótona, repetitiva y carente de imaginación como muchos suponen. Ocurre que, para cocinar, es necesario poner en juego una serie de elementos que configuran una inteligencia sutil, a saber: memoria múltiple, mente programadora, percepción sensorial, ingenuidad creativa y mini-estrategias alternativas. Todas estas notas están presentes en las cordobesísimas recetas de Elena Novo.
Sobró una pechuga y decidí probar estos bocaditos para la picada que se venía antes de un asado familiar. Livianos, deliciosos, fáciles y nutritivos, para usar palabras de Elena. Un plato apto para los gorditos que picotean antes de comer.
Pechuga de pollo enlimonada
Fuente (fecha)
Elena Novo (Córdoba, 4 de Enero de 2012)
Ingredientes
Pechugas de pollo sin piel y sin grasa
Jugo de limón
Ajo
Perejil
Manteca / margarina
Sal
Preparación
1.- Cortás en bifes finitos la pechuga, como te salga! no importa que se rompa!
2.- En la licuadora metés con un poco de jugo de limón y sal, el ajo (previo pelarlo y partirlo por la mitad, sacale la vaina verdecita de donde viene la planta, porque esto es pesado al hígado nuestro!), que la licuador triture el ajo (que odio picarlo yo!!).
3.-Y picá, sí, el perejil porque sino a la estética qué le dejo!!!
4.- Mezclá el ajo y el limón con el perejil.
5.- Tomás cada pedacito de pechuga y la untás generosamente con este ungüento.
6.- Entonces las enrollás, tomando por una puntita como quién pliega un papel, y la prensás con un palillo y listo!!!
7.- Al horno en bandeja untada con manteca que apenas toma calor se derrite y la desparramas bien, depositás todas las pechuguitas y listo!!!  Yo hice un montón! todavía sigo comiendo, calentitas, frías, como copetín o plato principal acompañando con guarnición!! es fácil de hacer !!!
Notas y bibliografía:
(2) 2005 Tobin, Jeff, “Patrimonializaciones gatronómicas: La construcción culinaria de la nacionalidad” en AAVV, La cocina como patrimonio (in)tangible, Primeras jornadas de patrimonio gastronómico, Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pp. 43-44.
 

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